El lado oculto del fracaso con las agencias de marketing
Descubre lo que te está saboteando
Antes de invertir en una agencia de marketing, muchos empresarios, emprendedores o líderes suelen buscar historias de éxito inmediatas. Sin embargo, la realidad es diferente: múltiples proyectos fracasan, no por falta de intención, sino más bien por errores invisibles que rara vez se cuentan.
Por esta razón, en este artículo analizamos casos reales, desafíos estratégicos y además los sesgos cognitivos que llevan a decisiones erradas. En consecuencia, revelamos por qué muchas estrategias no prosperan y, lo más importante, cómo evitar caer en las trampas más comunes del marketing digital.
✔️ Si alguna vez sentiste que estas invirtiendo más de lo que recibes…
✔️ Si has pensado que solo necesitas “pauta y videítos”…
✔️ O si crees que tu negocio no necesita una estrategia de fondo…
Entonces, este artículo fue escrito para ti.
Lo que nadie te cuenta.
Antes de contratar una agencia de marketing, es muy probable que hayas buscado en Google, ChatGPT, Deepseek u otras fuentes en línea ejemplos de éxito sobre cómo obtener resultados rápidos. No obstante, la mayoría de esas historias están lejos de reflejar la realidad del proceso y el sacrificio que este exige.
Por eso, en este artículo te compartimos nuestro análisis actualizado a 2025 sobre las principales razones por las que muchos de nuestros proyectos no alcanzaron los resultados esperados. Lo que encontrarás aquí no es teoría, sino el resultado de estudiar casos reales donde las cosas no salieron como se planearon.
¿Por qué fallan tantos proyectos de marketing con una agencia?
Casi todos los clientes que abandonan el proceso con nuestra agencia comparten una misma razón inicial: falta de resultados en el corto plazo, y aquí te presentamos las causas que llevan a la falta de resultados.
El mito de solo necesito pauta
El 90% de los clientes que se acercan a SIMART lo hacen con una intención clara: vender más. Y el 100% afirma tener todo listo, que solo necesitan pauta y algunos videítos para redes.
Nuestro proceso siempre inicia con una fase de diagnóstico estratégico. Durante la primera sesión, realizamos tres preguntas clave:
1. ¿Quién es su cliente?
2. ¿Qué problema le resuelves?
3. ¿Cuál es tu promesa de valor diferenciada?
Las respuestas que revelan el problema
¿Quién es su cliente?
La respuesta típica incluye rangos de edad amplios, múltiples ciudades y niveles socioeconómicos diversos (datos demográficos). En otras palabras, ¡quieren venderle a todo el país!. Para llevarlos a un estado mental de conciencia, les pedimos que describan a un ser querido, a un amigo, su mirada y expresión cambian: empiezan a hablar de gustos, emociones y comportamientos (datos psicográficos). Entonces entienden que no conocen bien a su cliente.
¿Qué problema le resuelven?
Las respuestas se enfocan en características del producto o servicio, no en el dolor emocional del cliente, lo cual complejiza más la ecuación, el marketing efectivo apela más a las emociones que a los datos fríos racionales.
¿Cuál es tu promesa de valor diferenciada?
Aquí es donde muchos se rinden. No pueden responder por qué un cliente debería elegirlos frente a su competencia. La razón: no conocen a su cliente ni sus verdaderos dolores.
El verdadero viaje: la formulación estratégica+proceso de investigación, análisis, ejecución, medición, investigación, análisis, ejecución, etc, etc.
Cuando un cliente se da cuenta de que no conoce a su audiencia, ni sus problemas ni su valor diferencial, comienza el verdadero proceso: la formulación estratégica. Hasta este paso todo va bien, la dopamina generada por la ilusión de crear un plan coherente que los impulse los motiva. Pero justo al inicio de la fase: ejecución-medición, se rinden, abandonan.
El lado oculto: sesgos cognitivos que sabotean la estrategia
¿Por qué, aun siendo conscientes del problema, muchos emprendedores, propietarios, directores de empresas o negocios abandonan el proceso? La respuesta está en la psicología del comportamiento (behavioral economics).
Estos son los sesgos más comunes:
1. Sesgo del resultado inmediato
Se sobrevalora el beneficio rápido (leads hoy) y se subestima la ganancia estratégica a largo plazo.
2. Sesgo del menor esfuerzo
La estrategia exige pensar, analizar y construir. La pauta y el contenido fácil son más inmediatos y gratificantes.
3. Ilusión de volumen
Más leads no siempre significan más ventas. Muchas veces solo se generan formularios llenos de curiosos que no compran y más carga para el equipo comercial.
4. Sesgo de supervivencia
Sólo se visibilizan los casos de éxito. No se ve la mayoría de campañas que no funcionaron.
5. Sesgo del statu quo
Hacer estrategia implica cambiar procesos, aceptar errores y redefinir el modelo de negocio. Eso duele, y el cambio cuesta ( y no nos referimos a dinero).
Estas son las razones que llevan a los líderes de las Pymes a no abordar el marketing desde la estrategia, sumado a 3 elementos que son transversales en este segmento: No tienen tiempo, no saben de marketing, no tienen flujo de caja para invertir en la estrategia, sus ventas son inestables. Esto no implica que el marketing estratégico este muerto, está más vivo que nunca.
El problema es que hemos sido condicionados por factores psicológicos, sociales, emocionales y cognitivos, que influyen en las decisiones económicas para preferir lo táctico y rápido, aunque no tenga sentido a largo plazo.
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